Y, en España, ¿qué pasó? - Sargadelos

Real Fábrica de Sargadelos

Fue fundada en 1806 y, en su primera etapa, fabricó loza fina para vajillas con influencias de la inglesa, muy valorada en ese momento. La fundó un empresario español, Antonio Raimundo Ibáñez, que supo combinar la técnica europea con la tradición gallega. Sus piezas eran de alta calidad y con un estilo propio, con influencias del rococó francés.

Su fundación trajo un nuevo sistema de producción mecánica, con el objetivo de abaratar precios. La pintura a mano se sustituyó por el innovador sistema inglés de la estampación. Los productos se realizaban en loza fina, un intermedio entre la loza y la porcelana. Se trata de un material duro pero ligero. La fábrica se preparó para abordar la exportación de sus productos. Todo era innovación en Sargadelos, en aquellos momentos.

Certo XornalCC BY 2.0, via Wikimedia Commons

Pero llegó la guerra de la Independencia y asesinaron al fundador por “afrancesado”. Antonio Raimundo Ibáñez Llano y Valdés merece una mención importante aquí. Era un hombre emprendedor, valiente en los negocios, moderno según los cánones de la época y cuya apuesta por la prosperidad económica de todos tuvo su reflejo en sus iniciativas. La fábrica de cerámica de Sargadelos es un “modelo del primer capitalismo industrial en cuanto al control de la producción y del personal”.

También, como comprobaréis si clicáis en la fuente que acabo de compartir, a pesar de nacer en una familia muy humilde supo utilizar los recursos que le ofrecía su época para prosperar. Se dedicó a la importación y exportación, impulsó a industrialización y el comercio de la zona de Ribadeo y fundó la Real Compañía Marítima para comerciar con el norte de Europa. También abogó por el enciclopedismo en un país que, desgraciadamente, gritaba barbaridades como “vivan las cadenas” algo que, finalmente, le costó la vida. Hay lugares donde los instigados dan crédito a quienes se imponen por la razón de fuerza y desprecian a quienes utilizan la fuerza de la razón.

Volvemos a la fábrica que nos ocupa, que tuvo que cerrar cuando su fundador fue asesinado. Pero en 1835, y hasta 1842, volvió a la actividad. Su hijo, José Ibáñez, se asoció con el empresario Antonio de Tapia y Piñeiro. Se ampliaron hornos y molinos, se abrió un área de producción para estampados y se realizaron las primeras estampaciones con temas populares de Galicia.

La situación económico obligó al segundo cierre, pero en 1845 se arrendó de nuevo y la fábrica reanudó su actividad con nuevos objetivos. Se dio trabajo a más familias y se fabricó gran cantidad de piezas de alta calidad estética y técnica. Fue su época de esplendor. Incluso, se fabricaron vajillas para la reina Isabel II. Esta es la hija de quien llegó al trono gracias a ese cavernícola “vivan las caenas”, Fernando VII, conocido cariñosamente como “el Mastuerzo” en algunos círculos culturales.

La fábrica estuvo inactiva siete años y volvió a abrir en 1870. Sin embargo, no fue bien y, a los cinco años, cerró definitivamente y fue desmantelada.

Sargadelos, hoy

La recuperación de la antigua fábrica se materializó con la inauguración de su planta circular, en 1970. En 1972 el área de la antigua fábrica se calificó como Bien de Interés Cultural. La actividad continúa ahora y llega al público a través de una red, Galerías Sargadelos, con establecimientos en Galicia, Madrid y Barcelona.

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