La pareja perfecta para la porcelana en Europa

Teapot with equestrian scene. The MET, New York.

La historia de la cerámica y la porcelana en Europa se remonta a la Edad Media. Durante este periodo, los artesanos europeos estaban fascinados por la cerámica y la porcelana importadas de China y Persia. Sin embargo, no tenían conocimientos sobre cómo producir estos materiales por sí mismos.

Dos científicos alemanes destacan en este proceso: Ehrenfried Walther von Tschirnhaus, desarrollador de la fórmula europea, y Johann Friedrich Böttger, que fue nombrado director de la fábrica de porcelana de Meissen.

Aquí la historia es algo confusa, la verdad. Las diferentes fuentes consultadas dan versiones dispares. Os pongo en situación. Ehrenfried W. von Tschirnhaus (1651 - 1708) era científico y filósofo. Investigó en matemáticas, medicina y la ciencia llamada alquimia, que hoy conocemos como química.

Tras realizar sus estudios, recorrer el mundo y conocer, entre otros, a Newton y a Leibniz, con quien mantuvo correspondencia, volvió a Sajonia. Allí realizó otra de sus investigaciones hasta descubrir, unos dicen que intencionadamente y otros que fue serendipia, la fórmula europea de la porcelana. Recordemos que China guardaba este secreto celosamente y que las fórmulas anteriores a la de Tschirnhaus no eran tan perfectas como la que él desarrolló.

La piedra filosofal

Por su parte, Johann Friedrich Böttger (1682 - 1719) prometía que conocía el secreto de la piedra filosofal. A ver, no lo subestimemos porque, aunque parece que era algo fantasioso y tenía sus ambiciones, también era químico. Hay quienes lo llaman directamente estafador. No seré yo quien se atreva a tanto y menos después de consultar las fuentes que, como decía antes, han resultado confusas y segadas. Pero no creo que buscara engañar, sino conseguir financiación y mecenazgo para realizar sus estudios y conseguir fabricar oro y... bueno, el cuento de la lechera, ya sabéis.

El caso es que coincidieron en un momento de la historia muy interesante para la porcelana europea. Recalaron ambos, Böttger y Tschirnhaus, en Sajonia, bajo el imperio de Augusto II El Fuerte (1670-1733), mecenas de las artes y la arquitectura. Le encantaba la porcelana y acumuló una impresionante colección de arte en la que tenía un lugar importante la porcelana china.

Augusto II decidió mandar a Böttger al calabozo cuando quedó claro que el oro no se puede fabricar. Otras fuentes afirman que puso a Von Tschirnhaus a supervisarlo su búsqueda del ansiado metal. Así anduvo unos años Böttger, supervisado con Tschirnhaus, que se dedicaba a lo suyo, la porcelana y otros estudios.

En 1707, cuando quedo claro que el oro ni estaba, ni se le esperaba, Böttger, de mala gana, comenzó a participar del trabajo de Tschirnhaus. Éste utilizó el caolín de Sajonia y el alabastro con tanto éxito, que Augusto II le nombró director de la fábrica de porcelanas. Pero, la mala suerte quiso que Von Tschirnhaus muriera el 11 de octubre de 1708 y el proyecto se paró.

Finalmente, en 1709, se abrió la fábrica de Meissen. Meissen , que sigue liderando la fabricación de porcelana de altísima calidad en Europa y que exporta a todo el planeta. Llegó el triunfo de Böttger, que fue nombrado director. No mostró muchos deseos de aclarar quien había realizado el descubrimiento, si él o Tschirnhaus o juntos. Este es otro punto en el que cada uno ha de pensar lo que crea oportuno.

Una fórmula secreta más en el mundo

La fórmula de la porcelana europea se mantuvo en secreto durante mucho tiempo. Solo unas pocas personas tenían acceso a ella. En 1710, la de Meissen fue la primera fábrica en producir porcelana de alta calidad y en grandes cantidades.

Esta fórmula se basa en la combinación de varios ingredientes, entre los que se incluyen caolín, feldespato y cuarzo. El caolín es una arcilla blanca y fina que se encuentra en muchos lugares del mundo, pero se considera de mayor calidad la de China. El feldespato y el cuarzo son minerales que se encuentran en rocas y se utilizan en la producción de vidrio y cerámica.

Para producir porcelana, estos ingredientes se mezclan y se moldean en la forma deseada, luego se cuecen a altas temperaturas en un horno especial. Durante la cocción, los ingredientes se funden y se unen para formar una masa dura y translúcida, que es la porcelana.

No fue tan fácil

Aunque la fábrica produjo porcelana comercialmente en sus tres primeros años, su capacidad para decorar las piezas no fue tan eficiente. Se le resistían los esmaltes de color. La diferencia entre la ilustración de la colección de Augusto II y la pobreza de la decoración de la de Meissen era evidente.

Se decidió que las piezas fueran trabajadas por el esmaltador y decorador independiente alemán Georg Funcke (activo entre 1713 y 1727), en Dresde. Sus porcelanas, hoy día, continúan siendo apreciadas y, aunque sus esmaltes estaban limitados, sigue siendo una rareza por su temprana fecha de producción.

En mayo de 1720 todo cambia en Meissen. Llega el esmaltador alemán Johann Gregorius Höroldt (1696-1775). Hoy, a este hombre, se le calificaría como un CEO innovador. Revolucionó los procesos de producción y la cultura empresarial e impulso a la I+D. Perdón, se ve que he sacado a pasear a mi otro yo. Seguimos con Höroldt.

A partir de ese momento, el nivel de competencia del esmaltado de Meissen creció espectacularmente. El nuevo esmaltador supervisó la creación y desarrollo de una nueva gama de colores, y creó un estilo de fábrica. Esto aseguró el prestigio de la marca durante la primera mitad del siglo XVIII. También creó el esquema decorativo que identificó a la fábrica durante las décadas siguientes. Aparecen escenas en miniatura o marcos en esmalte rojo o púrpura, dorado o un brillo púrpura pálido.

Höroldt tuvo mucha influencia en la creación de un estilo de pintura de fábrica, pero firmó muy pocas obras y es difícil atribuirle piezas. La imagen principal que ilustra esta historia es una de las primeras obras con decoración de esmalte realizadas en Meissen. Los expertos ven en ella que la gama de esmaltes todavía estaba en desarrollo. Los colores, ligeramente turbios y apagados, hablan de una fecha temprana de la aplicación de la nueva técnica.

Así, el descubrimiento de la fórmula de la porcelana europea tuvo un gran impacto en la economía europea. Permitió la producción local de porcelana de alta calidad a un costo mucho más bajo que la importación de porcelana desde Asia. Además, se convirtió en una industria importante en Europa.

La fábrica de porcelana de Meissen en Alemania se convirtió en una de las fábricas de porcelana más importantes. Hoy sigue siendo un relevante centro de producción de porcelana en la actualidad. Sus piezas son conocidas y apreciadas por su calidad y belleza, y el centro es un símbolo de la excelencia de la porcelana europea.

Si quieres conocer otros artículos parecidos a La pareja perfecta para la porcelana en Europa puedes visitar la categoría El Mundo de la Taza.

Subir